Gare d´Austerlitz. Veinte horas. Abordo el tren rumbo a Barcelona y busco mi camarote. Estoy ansioso: el viaje demorará toda la noche y no sé con quién compartiré las cuatro camas literas del pequeño cuarto.
Abro la puerta y encuentro la primera respuesta: un moreno de dos metros voltea y me sonríe con sus perfectos dientes.
- Hi -, me tiende la mano -. I´m J.
Su mano cubre completamente la mía.
- ¿Is ok if I pray? -, me desconcierta aun mas.
- Go ahead, man -, le tiro, y él extiende una manta blanca en el pasillo del camarote.
Subo a mi litera para darle lugar y el moreno se arrodilla y balbucea algo incomprensible. Su cuerpo se mueve entre espástico y sereno. Yo lo miro rezar y después levantar la manta y doblarla. Se sienta en su litera, la de arriba, frente a la mía.
- ¿Where´re you from? -, me pregunta.
- Argentina.
- No kidding -, ríe y golpea sus manos en las rodillas -. ¡I love Maradona!
No me sorprende: ya he oído esa misma frase varias veces en toda Europa. Pero el moreno va un paso más allá: conoce la carrera del Pelusa, sus goles y vicios. Hablamos un rato de fútbol, hasta que me confiesa algo que cambiaría para siempre mi percepción de mí mismo:
- When I saw you, I thought that you were from Morocco.
Me río. No puedo hacer otra cosa. Él sigue:
- And I thought that you were like thirty-three.
- ¡No, man! ¡I´m twenty-one!
Reconozco mis rasgos árabes, pero jamás pensé que fueran tan acentuados como para que un africano me confundiera con uno de ellos. Lo de la edad resulta aun más chocante, y más viniendo de boca de un ghanés cuarentón que, a lo sumo, aparentaba veintiocho.
El tren sigue detenido. Aun falta parte del pasaje. Continuamos hablando: me entero que el ghanés cuarentón es un abogado que estudió en Estados Unidos.
- United States is like a baby -, me dice -. Whatever they want, they take it.
Luego me explica la diferencia entre Estados Unidos y las potencies de antaño:
- United States have no history. What is two hundred years, compares to Europe or Arabic countries?
A mí, me queda una sola duda:
- How do you know where The Meca is?
- How do you know when you are hungry?
- I just know -, respondo.
- I just know -, me dice, tocándose el corazón con su mano derecha.
Abro la puerta y encuentro la primera respuesta: un moreno de dos metros voltea y me sonríe con sus perfectos dientes.
- Hi -, me tiende la mano -. I´m J.
Su mano cubre completamente la mía.
- ¿Is ok if I pray? -, me desconcierta aun mas.
- Go ahead, man -, le tiro, y él extiende una manta blanca en el pasillo del camarote.
Subo a mi litera para darle lugar y el moreno se arrodilla y balbucea algo incomprensible. Su cuerpo se mueve entre espástico y sereno. Yo lo miro rezar y después levantar la manta y doblarla. Se sienta en su litera, la de arriba, frente a la mía.
- ¿Where´re you from? -, me pregunta.
- Argentina.
- No kidding -, ríe y golpea sus manos en las rodillas -. ¡I love Maradona!
No me sorprende: ya he oído esa misma frase varias veces en toda Europa. Pero el moreno va un paso más allá: conoce la carrera del Pelusa, sus goles y vicios. Hablamos un rato de fútbol, hasta que me confiesa algo que cambiaría para siempre mi percepción de mí mismo:
- When I saw you, I thought that you were from Morocco.
Me río. No puedo hacer otra cosa. Él sigue:
- And I thought that you were like thirty-three.
- ¡No, man! ¡I´m twenty-one!
Reconozco mis rasgos árabes, pero jamás pensé que fueran tan acentuados como para que un africano me confundiera con uno de ellos. Lo de la edad resulta aun más chocante, y más viniendo de boca de un ghanés cuarentón que, a lo sumo, aparentaba veintiocho.
El tren sigue detenido. Aun falta parte del pasaje. Continuamos hablando: me entero que el ghanés cuarentón es un abogado que estudió en Estados Unidos.
- United States is like a baby -, me dice -. Whatever they want, they take it.
Luego me explica la diferencia entre Estados Unidos y las potencies de antaño:
- United States have no history. What is two hundred years, compares to Europe or Arabic countries?
A mí, me queda una sola duda:
- How do you know where The Meca is?
- How do you know when you are hungry?
- I just know -, respondo.
- I just know -, me dice, tocándose el corazón con su mano derecha.
1 comentario:
"Solo se encuentra con el corazón"
Alguna vez escuché esta frasecita, bah... quizás la leí, no?
Que buen viaje... linda anécdota. Te envidio. Salvo porque te dieron 33 años. O quizás es solo la envidia que te tengo.
Ojalá algún día podamos hacer ese viaje. Y deje en Montparnasse la otra partecita de Il Mago.
Besos!
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