jueves, 29 de mayo de 2008

CONTRASTE II: LA HABANA



La división social del espacio urbano según el recorrido turístico.

Arriba, La Habana Vieja para los extranjeros, con sus coloridos edificios coloniales y callecitas empedradas.
Abajo, La Habana Vieja de los cubanos, con sus fachadas derruidas y el agua estancada en los adoquines.





jueves, 22 de mayo de 2008

CONTRASTES I: MADRID



La división social del espacio urbano en lo relativo al esparcimiento.

Arriba, el Temblo de Debod, junto a la Plaza España, accesible para el común de los mortales.
Abajo, los jardínes del Palacio Real, entrada únicamente con linaje.






viernes, 9 de mayo de 2008

EN TAXI POR LA HABANA: PARTE II






Seguimos por el Malecón, bordeando el Mar Caribe. Pasamos frente al Hotel Nacional y al colosal Hospital Hnos. Ameijeiras, símbolo y orgullo del sistema de salud cubano. Al rato llegamos a una gran plaza llena de banderas cubanas.
- Aquel edificio es la Embajada de Estados Unidos. Cuando fue la crisis por Elián, desde la embajada comenzaron a poner avisos enormes sobre el chico, ofendiendo a Cuba. Entonces Fidel mandó tapar esos avisos con banderas cubanas.
Pronto cruzamos el río Almendares por un tunel.
- Agachese uno, por favor -, nos pidió el taxista.
Al parecer, habíamos pasado frente a un control. Algo me llamaba la atención: el taxista tenía por costumbre levantar la velocidad del auto y, luego, apagar el motor.
- Así hacemos kilómetros sin gastar combustible y sin que suba el cuentakilómetro.
Gran estrategia: de esa forma, no podían controlarlo si él se extendía en el viaje informado.
Llegamos a Miramar, el barrio residencial donde vive la clase alta de La Habana:
- Aquí vive Silvio Rodriguez, embajadores, políticos y empresarios extranjeros.
El barrio era lujoso: las casas eran mas bien casonas antiguas bien cuidadas, con gran jardínes. Entre las casonas bajas, cada tanto, aparecían modernísimos hoteles.
Y si se alzaba la vista, aparecía también, casi desde cualquier lugar de Miramar, la arquitectura comunista en su máxima expresión: la otrora embajada soviética, con su armatoste rectiforme de cemento y vidrio.
Otra vez el taxista aceleró, apagó el motor, y de pronto, volteó hacia el asiento trasero y nos pidió urgente que nos agachasemos.
Pero era tarde: un control nos detuvo al costado de una avenida poco transitada.
Se acercó un militar. Miró el auto. Constató que allí viajábamos cinco pasajeros. El taxista bajó del auto y caminó hasta el control, donde había otro militar.
El taxista presentó sus papeles, gesticuló: las excusas del caso (aunque no fueran a hacerle caso). Los militares hablaron por radio. Finalmente, el taxista volvió al auto.
- ¿Qué tan malo es esto? -, preguntamos.
- Tranquilos. No les va a pasar nada.
- ¿Y a vos?
- Estamos fuera de recorrido y con un pasajero de más. Me multarán.
El cubano lucía preocupado, pero sin perder en ningún momento su hablar tranquilo, su mirada serena.
- Tengo que llevarlos al hotel -, nos informó.
- Igual, ¿este trabajo es un privilegio, no?
- Y...es muy dificil cuando no tiene acceso a los pesos cubanos convertibles -, se sinceró el taxista -. Yo ganó 6 pesos cubanos convertibles. Tengo señora y un hijo de un año y medio. Hace poco, el Estado le bajó la ración de leche a mi hijo porque cumplió cierta edad y debe privilegiar a los bebés. Pero mi hijo todavía necesita esa lecha; la que ahora recibe es de otra calidad. Entonces, tengo que comprarla.
- ¿Hay tiendas donde la venden?
- Sí, pero es muy cara. Un litro de leche cuesta 1 peso cubano convertible.
- ¿Y cómo hacés?
- Juntamos entre toda la familia para poder comprar un litro de leche. O compramos en el mercado negro, pero tampoco es muy barata.

EN TAXI POR LA HABANA: PARTE I



La Habana es una ciudad muy particular.
Y dentro de sus particularidades, hay una que se destaca: su parque automotor.
Caminar por las calles de La Habana es retroceder medio siglo: la mitad de los autos que transitan son viejisimos, de esos que sólo vemos en películas.
Los taxis, sin embargo, son mas modernos.
Tomamos uno en el Paseo del Prado, allí donde hay una feria de artistas al aire libre.
Nos costó convencerlo de hacer el viaje: éramos cinco, y por norma, el taxista no puede llevar mas de cuatro pasajeros.
Pactamos lo siguiente: él nos haría un tour por El Vedado y Miramar (los otros dos grandes "barrios" de La Habana, junto con La Habana Vieja), que duraría entre veinte minutos y media hora, y luego nos llevaria al hotel por veinticinco pesos cubanos convertible.
La cuestión era que ese viaje costaba, oficialmente, veinte cubanos. Eso fue lo que declaró el taxista por radio a su central: los otros cinco pesos serían su propina por llevar un pasajero extra. En Cuba, los taxis pertenecen al Estado. Los taxistas son choferes, empleados de la Gran Burocracia cubana.
Eso mismo nos contó el taxista de camino a El Vedado por el Malecón:
- Nos controlan mucho. Hay muchos puestos en las esquinas para controlar a los taxis.
- ¿Cómo los controlan? -, preguntó alguno.
- Con el combustible y el cuentakilómetro. Hacen una relación: si gastas tanto combustible, tienes que haber hecho tantos kilómetros. De esa forma, controlan que no hagas viajes por fuera de lo pactado por radio.
Ahí nos enteramos que cada taxista, al tomar un viaje, debía informar recorrido y monto a una central.
Hacer un viaje particular es mas que tentador para cualquier chofer. Los cubanos reciben su sueldo en una moneda llamada pesos cubanos. El sueldo promedio es de 300 pesos cubanos. Si un cubano desea convertir ese dinero a pesos cubanos convertibles (que es la moneda que manejan los turistas), recibe por esos 300 sólo 4 pesos cubanos convertibles. Por lo que el sueldo promedio de un cubano es algó así como 6 dólares.
- El Estado provee de los distintos alimentos y demás. Cada cubano retira de las bodegas con su libreta de racionamiento -, explicó el taxista.
- ¿Y alcanza con lo que retirás?
El taxista siguió manejando: aún no soltaba su lengua.

jueves, 1 de mayo de 2008

"LÁGRIMAS NEGRAS" EN LA HABANA


Un poco para el turismo y otro poco (o mucho) por vocación, los cubanos se entregan siempre que pueden al canto y al baile. Y ritmo y gracia les sobra. No así al Cronista, que se contentó, cada vez que pudo, con disfrutar de su música y su encanto.
El video a continuación fue grabado en el hall del hotel "Habana Libre", mientras El Cronista esperaba que lo alojasen en su habitación.
En el hall había, como en muchos hoteles, un par de músicos con sus instrumentos mas habituales: guitarra, percusión, voz.
Lo extraño del caso fue que, mientras tocaban, empezaron a sumarse, casi espontáneamente, muchos empleados del lugar que, no pudiendo resistirse a la música, soltaron sus gargantas y caderas al son de "Lágrimas Negras".
De pronto se armó una versión interminable del clásico cubano, pues cada vez que la canción tocaba su fin, algún moreno arengaba "otra más, chicu".
Porque, como bien definió La Cronista, Cuba es, sobre todo, sabores, sabores que perduran por siempre.
Nadie es indiferente a Cuba.