miércoles, 27 de abril de 2011

Soñar no cuesta nada

Los días pasaron, y la rutina te envuelve como si nada hubiera cambiado. Como si no hubiera viajado más de 12 horas para encontrarme con idiomas y calles desconocidos.
La verdad pareciera ser que nada cambia. Todo sigue igual (de bien). Amigos, trabajo, facu, convivencia.
Pero en los recovecos.... oculto, listo para caerte y dar un zarpazo, está el recuerdo. De calles, olores, colores y un dejo de tacto que parece volver cuando menos lo esperás.

Eso me pasa con Roma, con París.
Mirando el nuevo trailer de la peli de Woody Allen, se me aparecieron las caminatas lentas y abrigadas con el fresco del río en la cara. La mirada poco atenta en la plaza de la Vendome. Y quise volver con solo un chasquido.

Ayer en un ataque de nostalgia me puse a escuchar a Pavarotti. Es imposible encontrar mejor avión que ése. Nessun dorma... y ya estaba caminando por las cuadras de Giovani Vitelleschi, mirando extrañada el Altar de la Patria.

Es que intento no olvidarme de todo lo que vi. Me pone mal pensar que en unos meses no me voy a acordar ni el nombre de la plaza de la vuelta.

Pero voy a volver. Sí o sí. Antes de morirme voy devuelta a Roma, y tiro mi moneda en la Fontana.

miércoles, 6 de abril de 2011

No me rindo

Lugares que quedaron por visitar:

- Capilla Sixtina
- Museo de Villa Borghese
- Puente de los Suspiros (sin andamios que lo tapen)
- Moulin Rouge
- Parque de Belleville
- Museo d'orsay
- Les invalides por dentro
- Cementerio de Pierre Lachaise
- Sainte Chapelle
- La Conciergerie
- Librería Shakespeare and co.
- Museo de Henri Cartier Bresson
- La planta de arriba de la Casa de Pilatos
- La plaza de toros por dentro
- El parque García Lorca
- La fuente de los leones en su patio original

Me han quedado cosas por ver. Si hubiera visitado todo sería maga y tan rápida como Usaín Bolt.
Voy a tener que volver... creo que no me queda otra. Espero que algún día la suerte me permita reencontrarme con estos lugares que me dieron mucho más de lo que pensaba poder ver.

lunes, 4 de abril de 2011

De España a la Argentina, qué meneo, qué vaivén!

Estamos por emprender la vuelta. Los días se hicieron cortos y largos, lluviosos y soleados. Los días fueron increíbles e insospechados. La llegada a España tuvo sus sorpresas. Madrid quedará como una cuenta pendiente para explorarla a fondo. Tan similar a Buenos Aires, pero un poquito más ordenada. Sevilla... ahhh!!! Sevilla! Fue un festival de colores. Lo primero que pensé es que me hacía pensar en La Habana. Calles estrechas, casas pintadas de colores, comida, música... no sé, había algo que flotaba en el aire. Resultó ser un lugar estupendo, lleno de vida y paisajes hermosos. Caminar por calles llenas de naranjos encorvados por el peso de sus frutas era algo que quería fotografiar cada dos minutos. Los lugares están impregnados de lo árabe, lo barroco o lo renacentista, o todo junto a la vez. Es una mezcla extraña pero que atrapa. Juan dijo que para relajarse la gente cree que lo necesario es silencio. Pero aquí en los patios andaluces, nos dimos cuenta que la justa medida de la relajación es el tenue sonido del agua. De las fuentes que apenas se desbordan de agua. Sevilla también fue calor. Hora de sacarse tantos abrigos y de disfrutar del bienestar andaluz. En mi humilde opinión, los moros eran unos genios. En ningún lugar nos sentimos más resguardados del calor sofocante, que en las galerías aireadas de Sevilla y Granada, hechas especialmente para no tener que pagar aire acondicionado, obviamente. Capítulo aparte, es la juerga que domina esta zona, la que es comandada desde sus bares de tapas, montaditos y cerveza. Si me piden un lugar para volver, creo que vuelvo a Sevilla. Sabía poco y nada de esta ciudad, y puedo decir que quedé encantada. Otro día les contaré de Granada.

domingo, 3 de abril de 2011

LA SEÑORA DE LOS PATOS


En el Real Alcazar de Sevilla, en sus jardines, los patos, los pavos y los pavos reales, con sus colas, con la Señora de los Patos.

SEVILLA, GRANADA Y EL ISLAM



miércoles, 30 de marzo de 2011

Instrucciones para hallar a La Cronista en un paseo

Si se está en la calle.

* Busque primero si hay algún espacio verde alrededor; de ser así, busque un árbol, preferentemente con flores de colores llamativos; busque, entonces, a la chica que acerca metódicamente su cámara de fotos a las hojas vestidas de arco iris.

* Si no hubiera espacios verdes a su alrededor, localice flores en un balcón cercano, y repita el procedimiento trazando una línea imaginaria entre el balcón y la calle.

* Aleje su vista de la multitud; no la encontrará metida en el gentio de turistas. Gire su cabeza unos metros hacia atrás o hacia el costado, y busque a la chica que otea el balcón con flores junto al edificio histórico bañado de cientos de flashes.

* No busque dentro de los negocios; jamás entra, a menos que usted le solicite que entre. Su zona es el escaparate, especialmente, si hay botas de caña alta en display.

* Busque cualquier señalización histórica que pueda hallar en las paredes, especialmente en las esquinas. Cualquier dato al estilo "Aquí, en 1692...", y repita el procedimiento citado anteriormente, y la encontrará con ojos achinados y seño curioso.

* Busque un callejón o callejuela. Pequeña, estrecha, colorida o derruida, da igual. Lo importante es que apenas quepan una o dos personas como máximo. Si es un pasaje mejor aún, y si no conduce a ningún lado, mejor todavía, pues os conducirá hacia ella.


Si se está en una iglesia.

* No la busque en la nave central. No la busque cerca del altar. Dirija su mirada hacia las naves laterales, y rastree en cuanta capilla encuentre. Sus zonas de influencia son ellas, y cuanto menos gente tenga la capilla, cuanto menos popular sea el escultor, allí tendrás más oportunidad de encontrarla.

* No la busque junto a la puerta de salida. No la busque sentada ni confesándose. De no hallarla, esperela en un lugar desde donde pueda dominar el domo, y aguarde, pacientemente. Es probable que tenga que aguardar muy pacientemente.


Si se está en un parque.

* Aleje su mirada de los pasillos vacíos de plantas y llenos de gente. Mejor dirija su mirada hacia los entramados callejisticos que van tejiendo los jardines con sus enredaderas y ligustros; si apenas ve una cabeza asomada, puede que tenga suerte, y la chica en cuestión esté haciendo fotos de las flores que crecen planeadamente en un cantero.

* Busque árboles frondosos, preferentemente de los que se expanden hacia los costados y no tanto en altura.

* Ocasionalmente puede encontrarla en los bancos que se apiñan junto a los pasillos; ocasionalmente, conviene esperarla allí, y aguardar que vuelva. Pues, a pesar de tantas instrucciones, es más fácil y probable que ella te encuentre a vos, antes de que vos a ella.

lunes, 28 de marzo de 2011

Juancito y sus costumbres parisinas


Juan, el Skama, o cómo quieran llamarlo, ha tenido algunas costumbres en París, o algunas cosas simpáticas para comentar. Como supondrán, esto lo estoy escribiendo a espaldas de Juan, quien estaba acá al lado mío y se fue a la habitación.

- Se volvió un roba caramelos compulsivo. En todos lados tienen canastita con caramelos, así que el pasa tranquilo y veloz y se lleva un par en el bolsillo

- Probó la omelette que nunca quería probar en casa. Obviamente le encantó. Nuevo plato sencillo para Buenos Aires.

- Se volvió fanático del nutella y derivados de la avellana

- En parís todo es más caro, las bebidas también (en Florencia llegamos a comprar un agua a solo 0,17 euros!), y como caminamos mucho, nos compramos varias. En la entrada del hotel tenemos una maquinita expendedora. Para ahorrar decidió comprarse algo que parecía Fanta de durazno. No.... un error... terminó siendo Lipton Ice Tea de durazno. Horrible.

- También se acostumbró a no caer con los que siempre quieren embaucar a los turistas. Ante cualquier cosa, responde en español argento, cosa de que no lo molesten.

- Los dos partidos de Boca los vio religiosamente desde la web de Boca Juniors. El gol de Román no lo pudo gritar porque estaba en la recepción del hotel, pero cada dos minutos hacía algún comentario del partido. Por lo menos se puso muy contento

- Suele ir caminando conmigo colgada de su brazo, de paseo por las calles parisinas. Yo me cuelgo un poco de más, pero nunca me dice nada.

- El domingo las plazas de París se llenaron de sol y de gente jugando. Entre tantos, había una buena cantidad de partiditos de fútbol. A Juan se le iban los ojos por jugar en los parques entre Les Invalides y el Puente de Alejandro III. Por suerte siempre había alguien que pateaba de más la pelota y Juan podía devolverla con una pegada típica de buen jugador de las pampas.


Bueno... esto es para la familia Ares, que quizás no están teniendo muchas noticias de Juan, porque está medio vago y no escribe en el blog.

Les dejo una fotito de él en París.


Paris Oh la la

Hola Amigos lectores! Aquí estamos en nuestra última noche en París. La ciudad que nos dejó exhaustos y que nos obligó a mover las patas para ver sus diferentes maneras de ser hermosa. La foto que aquí ven primero, es del 28 de marzo a la mañana. Agotados de tanto trabajo y cosas importantes para pensar, nos tiramos a dormir una siestita en los Jardines de las Tullerías, que son la monumental entrada al Louvre. A Juan le molestaba el sol, entonces se puso mi gorro Hallabalooza. Yo me dediqué a ver a los pajaritos y a intentar dormitar. Después nos fuimos a recorrer, porque sino era un escándalo. Igual después del almuerzo también nos dormimos una siesta ahí JO!
Esta fotito es de Juan en la rivera del Sena. Él dice que va a ser la tapa de sus libros. Yo digo que puede salir todavía más lindo. Ese día se nos hizo tarde y no pudimos ir al Museo del Orsay (que no es lo mismo que el off side) Como me gustan los clichés y también "El fabuloso destino de Amelie Poulain", fuimos a almorzar unas frutas al parque que está a los pies de la Basílica del Sacre Coeur. Yo me puse las frambuesas en los dedos, para imitar a Amelie cuando era pequeña. Claramente, la nena resultó ser más simpática (y también quedar menos boluda)




Este fue nuestro primer día completo en parís. Se nota mi cara de felicidad, no? Llegamos a los jardines de Luxemburgo y la gente estaba feliz disfrutando del primer sol de la primavera. Yo estaba todavía más feliz (casi como Román y su gol del domingo). Nos tiramos un rato al sol, miramos a las francesas bien vestidas (las porteñas apestamos en comparación a ellas), y seguimos camino porque teníamos muchas cosas para conocer.


Se darán cuenta que estas fotos parecen de dos vagos que salieron a rascarse por el mundo. Es algo así, pero tampoco tanto. Estas fotitos son de los momentos más lindos, cuando realmente nos sentamos a mirar lo que teníamos alrededor y a disfrutar y creernos un poquito parisinos.

Después les vamos a quemar las pestañas con nuestro millón de fotos.


Esta sesión de fotos va a pedido del Chelo!

viernes, 25 de marzo de 2011

Aviso al público

Queremos contarles a todos nuestros lectores (?) que hemos tenido algunos problemas técnicos con la conexión a internet. Primero, nuestra notebook a veces se conecta y a veces no. Segundo, nuestro adaptador para cargar la batería no sirve en París. Por eso, la falta de escritura. Ando con ganas de contarles de todo esto.
París me dejó con los pies en la lista del Incucai, pero con una felicidad enorme. El tiempo nos acompaña y hemos dado mil vueltas. Pero nos falta muchísimo por recorrer. Este fin de semana nos encontraremos con una amiga parisina, que esperamos nos muestre algo del hermoso barrio de Montmartre.
Solo quiero decirles, que cuando vine acá, tenía pocas ganas de ver la Torre Eiffel. De día, es enorme e imponente, y nada mas. Pero de noche... ahhh! de noche se enciende como mil flashes. París toda es de noche y de sus parques. Tenemos planeado hacer mañana un picnic a lo parisino. Ir al Pont des Arts con unos sandwiches, un quesito y vino. De mantel, llevo uno especial que heredé. Ahí vamos a ver la ciudad iluminada y a relajarnos.
Acá han llegado los primeros calores primaverales y la noche invita a unas copillas.
Espero que Buenos Aires esté igual de amable que París.

Venecia, la ciudad de los recovecos

Venecia es indescriptible. Salí medio dormida del Tren Freccia argento (de plata, no de argentino), y cunaod quise salir a la calle había agua. Ahí nomás. Nada de sendas peatonales ni asfalto. El taxi es una lancha. El bondi, que estaba manejado por un genio de la navegación, era un barco con muchos asientos. Una onda la cacciola.
Sin hablar mucho, subiendo y bajando puentecitos fui mirando la ciudad, que finalmente, poco tenía que ver con mi idea de ciudad.
No me enamoré locamente de Plaza San Marco, sí lógicamente me encantó que la plaza estuviera directamente al lado del mar, solo unos escalones abajo. Lo que me pudo, fueron las callecitas-recovecos de Venecia. La ciudad es toda peatonal por cuestiones obvias. Por ende, el silencio y las conversaciones en italiano se dejan escuchar claramente. Meterse en las callecitas extremadamente angostasn(a veces con suerte entra una persona) es aventurarse a encontrar a la vuelta de la esquina una plaza, un puente y sus gondoleros, una trattoria con olor a pizza, el mismísimo mar, o un callejoncito con cuerdas llenas de calzones y ropa, que cruzan las casas.
El último día fue el más lindo. NOs sentamos a la orilla del Gran Canal a la tardecita, cuandno nos daba el sol. Al lado había una parada de gondoleros y cerca el Rialto. Miramos el puente y también las tácticas de seducción de turistas para subir a las góndolas (había varios pichones, pero a nosotros no se nos acercaron por tener cara de ratas). Paseamos lo que nos faltaba y terminamos nuetsra estadía en Italia tomando una copa de vino chianti cerca de la barra de un pequeño bar.

Ya extraño un poco el idioma italiano (todavía contesto grazie), la comida siempre presente, y la familiaridad que nos transmitió dar vueltas por Italia

domingo, 20 de marzo de 2011

Aguafuertes de Florencia

- En la ventana del cuarto está pintado el Duomo de Florencia. Uno se acerca y rasguña el vidrio, pensando que, como todo en la Toscana, es un cuadro de Miguel Angel. Pero no; las uñas se gastan y el Duomo sigue ahí. Está ahí por la mañana, con el sol sobre sus rojos tejados, y está ahí, de noche, y con otras galas, cuando uno vuelve al cuarto. Es como un faro: para ubicarse en Florencia, basta levantar la cabeza, buscar el marmol blanco y verde entre cielo celeste, e inmediatamente, uno encuentra hasta la Cruz del Sur entre tantos Cristos y Crucifixiones.

-Para el César lo que es del César, y para Florencia lo que es de Toscana. Florencia vende su ciudad como una obra de arte. Por acá, no pasó el Imperio Romano. Pasó Miguel Angel, Raffael, Vassari, Donatello, y pasaron sus mecenas. Hay orgullo y algo de rivalidad. El duelo de los gladiadores modernos, justamente, se celebró hoy en el Artemio Franchi: terminó 2-2, y nosotros nos enteramos en las noticias. Otra vez, Roma no pasó por Florencia.

- Tampoco pasó el fascismo ni la Segunda Guerra Mundial. Según mi libro de Florencia, material obligado de consulta, la ciudad quedó destruida por la aviación aliada. Para construir Florencia se precisó un genio como Miguel Angel; para reconstruirla, deben haber precisado miles de artistas anónimos, que dejaron todo tal cual lo pensó Buonnarotti.

- Por más que nos esforcemos, y por más que pretendamos tener una cámara mejor de la que tenemos, la foto nunca va a captar lo que queremos que capte: lo que vemos, con los dos ojos bien abiertos. Intentamos una y mil veces, con más luz, con menos luz, con otro balance de blancos, y todo es en vano. El ojo ve más; es imposible capturar eso que está ahí, siempre ahí, como el Duomo en la ventana del cuarto. Nada alcanza. Las palabras tampoco bastan. Cada letra que tipeo es un ladrillo que intenta reconstruir lo que vimos, pero que, sin embargo, solo van construyendo una pared entre nuestros ojos y la ventana del cuarto.

Firenze y sus muchas facetas

Firenze es Florencia. Aclaro, en un estilo maradoniano. Muchos años yo no tuve ni idea de esta traducción.

Me gustó esto de hacer listas con particularidades de los lugares donde estoy... Así que acá va algo así:

- Las estaciones de trenes son una generalidad en todos los lugares donde estuve. En Roma y Florencia, tanto como en Buenos Aires, son lugares de paso donde la gente pobre o necesitada, aparece, por más que la ciudad quiera ocultarla. Obvio que en Roma la situación estaba más simpática que en Constitución.
- No entiendo cómo no tenemos buenos trenes de larga distancia en Argentina. En Italia es caro, pero el viaje es placentero, y mucho más lindo que ir en micro (esta va dedicada a Chelo)
- Florencia tiene una mezcla racial mucho más fuerte que Roma. La zona de inmigrantes es bien marcada, hay más variedad de comidas y se escuchan a los gritos árabe, hindú, italiano y hasta algo de español
- Ir caminando por una plaza florentina y encontrarse con una galería al aire libre llena de estatuas increíbles, es una total tentación para Juan, que se ha convertido en el Turista Toquetón (solo toca pedazos de piedra, mármol, etc. nada de carne italiana). Para completar el buen momento, nada como música italiana de fondo para el cliché.
- Las joyas son caras en Buenos Aires y en el Ponte Vecchio. No hay caso, Juan no me va a comprar un anillo de esmeraldas
- La vida para el celíaco en Italia es una fiesta. Fuimos a un súper y llenamos la mochila de víveres aptos. Todos bastante baratos y ricos. Gracias a eso, terminamos comiendo unos sandwiches en Piazza Michelangelo, con una vista increíble de toda la Toscana. Para subir casi pierdo el pulmón.
- El tano puede ser una persona adorable, al estilo el Nono que todos alguna vez conocimos, o puede ser un estilo menemista. Ayer fuimos a comer a un restorán del segundo caso. Igual la comida estaba buenísima y la atención fue muy amable. Eso sí, abrir la canilla del lavatorio con un pedal... diría que me tapó el agua.
- Los restoranes tienen ciertas características: siempre te quieren traer agua aparte, aunque te estés pidiendo coca, comés pasta pero no te traen el queso rallado para agregarle (yo como queso con algo de pasta). Tampoco hay panera como algo predeterminado. Si llego a pedir manteca obvio que me la cobran. Ahh! Y tampoco traen salero.
- Los baños de museos, restoranes, etc, tienen siempre un antebaño compartido entre hombres y mujeres. Así que muchachos... si van a liberarse, procuren que no haya una dama en el baño contiguo
- Palabras como "prego", "scuzi", "hai menu senza glutine", "due", "ciao", "buonna sera", se nos hicieron muy comunes (perdón por los errores de ortografía, solo digo las palabras, no las escribo)
- Roma y Florencia son lugares "estrechos", con edificios bien pegaditos... no sé cómo explicarlo... La cuestión es que me di cuenta que para apreciar la belleza de estas ciudades es necesario tomar un poco de distancia en espacio, y tal vez, en tiempo (me parece que Hemingway decía algo sobre esto). Me gustaron mucho los lugares desde donde pude apreciar toda la belleza conjunta de Roma y Florencia. Donde se ven las cúpulas, los tejados iguales y diferentes, campanarios y grandes torres. Mirar panorámicamente y con la compañía del sol, ha sido todo un desubrimiento para mí.

Eso es todo mi aporte de hoy. Mañana salimos a la mañana a Venecia. Eso sí que no sé cómo será...

viernes, 18 de marzo de 2011

La vida en Roma de Juanelo y Sole

Estos días en Roma, nos dedicamos a caminar, a mironear recovecos, a comer y saborear los platos. Y a empaparnos. Sí, Roma decidió que a nosotros nos venía mejor la lluvia, así que tuvimos dos días enteros de lluvia. A veces tranquila, a veces garúa, y otras torrencial.
Cómo eso igual no nos desanimó, salimos a patear con nuestras argentinas zapatillas y a verle la cara a los romanos cuando les habláramos en cocoliche.
Tengo muchas cosas para contar, tantas que no todas van a ser escritas ahora... sino no voy a tener nada para contarles a la vuelta. Así que voy a comentarles algunas impresiones de esta bella ciudad:
- Con Juan todavía no logramos entender cómo toman el café los tanos. Dos cafe latte nos confirmaron que les gusta tomarlo medio frío. El macchiatto resultó ser un shot de café extra fuerte, nada que ver con un cortado. Más bien es un levata muertos. Si descubro cuál es el café que más se parezca a un café con leche caliente, se los haré saber.
- Otra cosa que me llamó la atención, es que mientras desayunábamos la gente hablaba por teléfono, se tomaba el café y.... jugaba a las tragamonedas!!!! Qué onda?? Es como si en Café Martínez, mientras me mando una torta rogel, meto unas fichas y pierdo unos pesitos. Muy loco.
- En la calle de Roma lo que más se escucha no es los gritos de los tanos mientras hablan, sino las ambulancias. Alguna que otra vez un patrullero. Tienen unas calles tan angostas y sin vereda, que se la deben pegar bastante seguido. Igual manejan muy bien, y tienen unos autazos.
- Hoy por la mañana fuimos a un parque que se llama Villa Borghese. Confirmamos que el tan conocido aspecto mafioso de los italianos, se ha trasladado a Roma y a los patos que habitan en el lago del lugar. Vi como entre tres cagaban a picotazos a uno. Solo con la intervenciçon de una gaviota lograron separarlos.

Les cuento que los italianos son muy amables, hemos improvisado a lo loco en inglés, español o un intento de italiano y siempre nos entienden y ayudan. las últimas noches fuimos a comer a un restoran que queda cerca, La Soffita Renovatio. Está lleno de gente de Roma, por lo que parece ser bueno. A mí me convenció, y realmente comimos de diez. Yo volví a tomar cerveza después de 5 años, y estaba increíble. No paramos de comer pizza y pasta. Son tan ricas que viviría a esa dieta.
Roma es un paraíso para un celíaco... la verdad que me siento muy a gusto.

En cuanto a lo mejor de todo.... los lugares que vimos. La lluvia nos mojó y resfrió, pero no hizo que dejáramos de caminar. Estuvimos en la Fontana di Trevi, en el Panteón, entramos a la Basílica de San Pedro y sus catacumbas, vimos cada estatua con atención. Las Iglesias... debo confesar que hace mucho que no entraba tanto en iglesias. Algunas más austeras, otras góticas, otras recargadísimas... todas tenían algo increíble para mostrar. Me di cuenta que de las imágenes de vírgenes, las que más me gustan son las bizantinas (qué específico!). Conocí Piazza Spagna, y desfilé jejeje. Pero lo que me enamoró, es que los romanos no tienen lugar para jardines, entonces se hacen en sus terrazas y balcones, un mundo de plantas y flores. Limosneros, naranjos, violetas de los alpes. Nada los amedrenta. Eso es realmente hermoso. Pagaría lo que sea por vivir en Roma y tener mi terraza jardín.
Igualmente, el premio mayor se lo ganó el día de ayer, el Coliseo, el Palatino y el Foro Romano. Nos llovió todo el día. Caminamos 9 horas seguidas sin casi almorzar, y sin embargo teníamos ganas de ver más. Pensar que estábamos en los lugares donde había estado Julio César, otros que eran del 500 AC es realmente imposible de creer. Me gustó meterme en escaleras o pasajes y pensar que nunca nadie los había descubierto. Pisos hermosos enteros hechos a venecitas. No puedo describir lo que fue eso.
Culminamos parte del paseo tomando un café en una cafetería arriba del altar de la patria, con una vista de toda Roma antigua. Tuvimos suerte a pesar de la lluvia, ya que ayer era el día de la unidad italiana y fue feriado, así que nos ahorramos varias entradas porque eran abiertas al público en ocasión del festejo.

Quisiera contarles más o escribri más ordenado, pero el blog no me deja copiar y pegar... Hoy recorrimos los lugares que nos faltaban y nos dedicamos a tirarnos en un parque a descansar un poco nuestras doloridas patas.
La próxima crónica, supongo que será desde Florencia.
Ciao bambinos!

martes, 15 de marzo de 2011

Datos interesantes


En Roma cada baldoza, marmol con inscripción o pared, tiene la siguiente sigla: SPQR. Me devané los sesos para saber qué era. Obvio que no lo logré. La respuesta me la dio Wikipedia hace unos minutos:

Senatvs Popvlvsqve Romanvs, lo que quiere decir "El Senado y el Pueblo Romano"


También intentamos descubrimos que hay una nueva visita arqueológica para visitar cerca del Foro Romano: la cárcel donde estuvieron presos los apóstoles Pablo y Pedro. Los romanos sí que son grosos

Viaje y llegada a Roma

Me parece que voy tener que seleccionar qué escribir. No pasamos ni un día en Roma y ya tengo mil cosas para decir.
Primero lo primero: el viaje fue tedioso, como todo viaje largo. Por lo menos viajamos con los Teen Angels, y sabíamos que Dios jamás permitiría que se pierdan tamaños talentos, así que la travesía pasó sin miedo a las turbulencias. La espera en Barajas fue densa, pero por suerte nos tocó un avión con un montón de gallleguitos que se ve que iban de viaje de egresados a Roma, y la pasamos re bien (un detector de sarcasmo! qué útil!)

Llegamos a Fiumicino y le escapamos a la policía aeroportuaria. Entramos sin ninguna consulta, como si fuéramos tanos. Nos tomamos un micro muy simpático que salió 8 euros cada uno y en menos de 40 minutos estábamos en Plaza Cavour a unas cuadras del hotel. Dimos muchas vueltas con las pesadas valijas (debo confesar que mi valija pesa mil kilos) y llegamos al Hotel Adriatic, ubicado a unos pasos del Castel Sant Angelo y de la Ciudad del Vaticano.
El hotel resultó ser muy cómodo y agradable. La habitación tiene vista a la calle y tenemos tele y wi fi.
Después salimos a caminar un rato. Juan quería mostrarme un par de lugares de los cuales me di cuenta, que está enamorado... Fuimos primero por la zona del Puente que corta el Tíber y que da a Sant Angelo. Después fuimos a la Plaza del Vaticano. No pudimos evitar entrar a la Catedral de San Pedro. Yo creo que todavía no acostumbré mis ojos a las cosas que tiene Roma. Miraba todo y no podía decir una palabra. Después de una breve recorrida, comimos una golosina, sentados al pie del obelisco de la plaza y nos mandamos a meternos entre las pequeñas callecitas romanas.
Ahí creo que encontré lo primero que buscaba en Roma. Esa cosa de barrio, de lugar cálido, y a la vez con una cultura que te aplasta. Encontramos un paseo de negocios de restauración y arte. En ese trayecto, no pude dejar de pensar en las cosas que hacía mamá con Coky. Creo que por primera vez encontré de dónde viene su manera de ver el arte. Todo era tan familiar!

Terminamos yendo a PLaza Navona, a Campo dei Fiori, al Campidoglio, al Altar de la Patria y al Panteón. Comimos velozmente unas bruschettas y una pizza margherita y terminamos agotados.

Ahora estoy solita en la terraza del hotel. Juan se volvió a la habitación porque acá está haciendo frío.
Y como yo tampoco soy de piedra... me parece que me mando a descansar también. Les juro que me siento como los Flanders. Cuando nos sentamos a comer, no eran ni las 20hs.
En fin... mañana espera un día largo. Espero que Juan tenga ganas de escribir.

lunes, 14 de marzo de 2011

Y caminos desandar...


Partimos. Volamos. Imaginamos. Leemos.

No tenemos idea qué nos espera. Pero sabemos qué buscamos.


Nada como ir juntos a la par

domingo, 13 de marzo de 2011

NO TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A ROMA


Si al llegar, Roma te sorprende con una tarde lluviosa, tomalo como un buen augurio; comprá un paragua multicolor y caminá sin apuro hasta Piazza Navona, para ver cómo se apuran los artistas mientras guardan sus cuadros, o esperá, sentado y seco en Piazza Spagna, hasta que alguna tana con facha de modelo se precipite escaleras abajo.
Sacá a relucir tus codos y atravesá la masa de orientales que habita en la Fontana di Trevi, parapetate en el borde mismo de la fuente pero no tirés una moneda, aún cuando ellos, los dueños del mundo, arrojen sus yenes para sentir que van a volver a Roma.
Visitá cuanto puedas pero dejá algo por hacer. Cerrá los ojos si es necesario; no veas eso último que querías ver. Dáte media vuelta, ofrecele la espalda a tu curiosidad, y marchate con el corazón hermosamente triste. Sólo vuelven a Roma los que no han visto todo, los que no han hecho todo.
La Capilla Sixtina seguirá siendo, para mí, uno de esos lugares imprescindibles de Roma de los que, deliberadamente, he prescindido.

jueves, 3 de marzo de 2011

Cómo planificar un viaje y volverse medio loca en el intento

Mis días previos a cualquier viaje son realmente insoportables. Más aún cuando el viaje va a ser largo y siento que van a pasar un millón de años hasta que vuelva a ver a la gente que quiero.
Una despedida por aquí... que te quiero ver antes de irme... dejar la casa en condiciones para el que venga a cuidarla... miles de listaditos que bordean lo TOC... la planificación de mi comida durante el viaje y en los países extranjeros.... demasiadas cosas.

Sin embargo, lo que más me molesta, es ir al trabajo... cuando las ganas de irme se me hacen imposibles de manejar, el trabajo es el peor lugar en el que puedo estar. La gente que me caía bien se convierte en mi enemigo por pedirme huevadas diarias (basta por favor de llamarme por las comisiones de servicio). Las ocho horas se hacen dieciseis. Y ni hablar de la desesperación por dejar todo en orden antes de partir (cosa que será imposible ya que me desempeño en el Estado y vivo tapada de expedientes).

Un capítulo aparte merece mi increíble planificación y mapeo de los lugares aptos para celíacos. Meses de tiempos muertos aprovechados en el trabajo (el famoso escamoteo del que tanto escuché en Seminario de Cultura), paciencia para buscar en mapas las direcciones y descifrar lugares realmente para celíacos. Prometo subir un listado que quede a disposición de todo celíaco demente como yo que googlee hasta el nombre de sus hermanos.
Si soy sincera... parte de mi emoción del viaje, creo que pasa por corroborar si hice un buen trabajo de inteligencia, pero sobre todo, de disfrutar de los manjares que promete Italia (sepan que la mayoría de las veces solo puedo comer carne con ensalada en los restoranes). Ya sé que estoy medio loca... pero no lo puedo evitar.

Ay... creo que voy a necesitar dos meses para cubrir todas las expectativas que tengo sobre este viaje.

lunes, 14 de febrero de 2011

Cuenta regresiva

Faltan 28 días y los nervios comienzan a vislumbrarse.

Los papeles, los mapas, las recomendaciones, la comida especial para esta chica especial.
No me imagino cómo es viajar tantas horas y tan lejos. No entender lo que me dicen, porque soy yo la desubicada que habla español.

Tengo miles de expectativas. Pienso en cosas que apenas puedo imaginar.

Cuando llegamos a Cuba, casi que no podía contener las ganas de llorar. Esta vez, no sé qué me va a pasar.

Pensaré en mi abuela, en todas las películas que vi, en la historia que habita en cada piedra.

Y por qué no... soñaré con hacerme la intelectual en un París repleto de intentos de Cortázar. Me llevaré el mantel para el picnic en el Pont des Arts, y voy a esperar con ansias que el ratatouille sea tan bueno como el de la peli.

Cuántas ganas de tomarme un trago en una terraza sevillana, escuchando alguna melodía linda...

Cuántas ganas de tomarte de la mano y dar vueltas sin sentido, hasta perdernos en el viejo continente.



Este blog, queda oficialmente reinaugurado (por tiempo indefinido)