miércoles, 6 de agosto de 2008

TRÓPICO DE CÁNCER


Ciudad de Panamá.
Anochece.
El Abuelo - que en ese momento aun no era abuelo - se acerca a la barra del hotel y ordena una gaseosa. Está algo cansado, entre el calor del trópico y las reuniones de trabajo.
El barman le prepara un vaso. El Abuelo espera en silencio, hasta que un hombre que bebe también en la barra le pregunta:
- ¿Argentino?
- Sí -, contesta El Abuelo.
El hombre lo mira y, con aire misterioso, agrega:
- Tenga cuidado: en pocos meses, va a haber mucho lío allá.
El Abuelo, nunca dado a grandes conversaciones, se despide con su vaso de gaseosa.
Corría el año 1974 y Juan D. Perón intentaba, por tercera vez, pacificar la Argentina.

3 comentarios:

Sunshine dijo...

Tu abuelo sí que debe tener historias para contar... Yo escuché varias, una de ellas la del gordo de Navidad.
"Muchos no saben, pero yo tuve la primera batidora en Springfield" mmmm Era así? jaja

Andá a saber quien era ese tipo en Panamá. Andá a saber quienes se refugiaban ahí... Lo único de lo que estoy segura es que el señor tenía razón y que tu abuelo más de una vez se debe haber acordado de su advertencia.

Besos!

*AntagoniSta* dijo...

Increíble...
Tal vez es sólo la señal de que el presente tiene poco de presente.

Tiempos extraños esos.

Me hubiera animado a hacerle un par de preguntas al hombre visionario.

Saludos a ambos cronistas.

Sunshine dijo...

Sunshine ya actualizó.

Creo que es hora que El Cronista lo haga.

Por más anécdotas!

Beso!