domingo, 20 de marzo de 2011

Firenze y sus muchas facetas

Firenze es Florencia. Aclaro, en un estilo maradoniano. Muchos años yo no tuve ni idea de esta traducción.

Me gustó esto de hacer listas con particularidades de los lugares donde estoy... Así que acá va algo así:

- Las estaciones de trenes son una generalidad en todos los lugares donde estuve. En Roma y Florencia, tanto como en Buenos Aires, son lugares de paso donde la gente pobre o necesitada, aparece, por más que la ciudad quiera ocultarla. Obvio que en Roma la situación estaba más simpática que en Constitución.
- No entiendo cómo no tenemos buenos trenes de larga distancia en Argentina. En Italia es caro, pero el viaje es placentero, y mucho más lindo que ir en micro (esta va dedicada a Chelo)
- Florencia tiene una mezcla racial mucho más fuerte que Roma. La zona de inmigrantes es bien marcada, hay más variedad de comidas y se escuchan a los gritos árabe, hindú, italiano y hasta algo de español
- Ir caminando por una plaza florentina y encontrarse con una galería al aire libre llena de estatuas increíbles, es una total tentación para Juan, que se ha convertido en el Turista Toquetón (solo toca pedazos de piedra, mármol, etc. nada de carne italiana). Para completar el buen momento, nada como música italiana de fondo para el cliché.
- Las joyas son caras en Buenos Aires y en el Ponte Vecchio. No hay caso, Juan no me va a comprar un anillo de esmeraldas
- La vida para el celíaco en Italia es una fiesta. Fuimos a un súper y llenamos la mochila de víveres aptos. Todos bastante baratos y ricos. Gracias a eso, terminamos comiendo unos sandwiches en Piazza Michelangelo, con una vista increíble de toda la Toscana. Para subir casi pierdo el pulmón.
- El tano puede ser una persona adorable, al estilo el Nono que todos alguna vez conocimos, o puede ser un estilo menemista. Ayer fuimos a comer a un restorán del segundo caso. Igual la comida estaba buenísima y la atención fue muy amable. Eso sí, abrir la canilla del lavatorio con un pedal... diría que me tapó el agua.
- Los restoranes tienen ciertas características: siempre te quieren traer agua aparte, aunque te estés pidiendo coca, comés pasta pero no te traen el queso rallado para agregarle (yo como queso con algo de pasta). Tampoco hay panera como algo predeterminado. Si llego a pedir manteca obvio que me la cobran. Ahh! Y tampoco traen salero.
- Los baños de museos, restoranes, etc, tienen siempre un antebaño compartido entre hombres y mujeres. Así que muchachos... si van a liberarse, procuren que no haya una dama en el baño contiguo
- Palabras como "prego", "scuzi", "hai menu senza glutine", "due", "ciao", "buonna sera", se nos hicieron muy comunes (perdón por los errores de ortografía, solo digo las palabras, no las escribo)
- Roma y Florencia son lugares "estrechos", con edificios bien pegaditos... no sé cómo explicarlo... La cuestión es que me di cuenta que para apreciar la belleza de estas ciudades es necesario tomar un poco de distancia en espacio, y tal vez, en tiempo (me parece que Hemingway decía algo sobre esto). Me gustaron mucho los lugares desde donde pude apreciar toda la belleza conjunta de Roma y Florencia. Donde se ven las cúpulas, los tejados iguales y diferentes, campanarios y grandes torres. Mirar panorámicamente y con la compañía del sol, ha sido todo un desubrimiento para mí.

Eso es todo mi aporte de hoy. Mañana salimos a la mañana a Venecia. Eso sí que no sé cómo será...

1 comentario:

Chelo dijo...

Aguante los trenes